Escrito 10

Veo un barco meciéndose en el mar, mientras la brisa es atrapada por mi cabello ya canoso por el tiempo.

Recuerdo veranos en la playa, jugando a la canasta, revisando la despensa de la vieja cocina, en busca del algún pastel o dulce que comer, o simplemente una galleta. Sigo siendo un adicto a las galletas.

El mar con sus olas, el aire con su viento, nos hacían vivir en un sueño aislados como siempre estuvimos.

Quizás ahora me doy cuenta de que sufrías más de lo que demostrabas pese a tus depresiones, ansiedades o miedos. Intentabas sacarnos adelante, y aquí estamos. No recuerdo el motivo, si los había, de tus depresiones. Era otra época, pero todo el mundo debe sentir la felicidad y a veces dudo de que tú lo fueras y eso me causa rabia porque te la merecías, o por lo menos para mí la merecerías eternamente.

En algunas cosas pienso que eras una adelantada a tu tiempo, lo digo por algunas fotos antiguas donde se te ve vestida de forma moderna, risueña y feliz, que empezaras a estudiar Magisterio… pero lo de tía Rosario, tú con 12 años vestida de riguroso luto, no ayudó. Recuerdo, quizás algo inventado por mí, que siempre he asociado el hecho de casarte cuando empezaste a tener depresiones. ¿Papá no te hizo feliz? Esa sería una buena pregunta que se va a quedar sin responder. El perder a tu primer hijo y a los gemelos … para cualquier persona no es fácil, no tuviste una vida fácil.

….

Mamá, no me despedí de ti como debía, no te dije las suficientes veces que te quería. Siempre estaba bajo tu falda y protección y cuando te fuiste, me quedé desnudo y en caída libre… hasta donde estoy ahora.